miércoles, 19 de marzo de 2014

No todas las clases sociales pierden con la crisis

Daniel Raventós
Sin Permiso
 
Reino de España: 5.896.300 parados según la EPA del último trimestre de 2013, es decir, un 26 por ciento de tasa de paro. Una tasa que se más que duplica entre las personas jóvenes menores de 25 años: 55,6 por ciento. Casi tres millones de personas están oficialmente en el paro desde hace más de un año, mientras que 1’8 millones de hogares tiene a todos sus componentes en el paro. Aunque conocidas, pocas cifras pueden describir más breve y tajantemente una realidad social.
 
La crisis y las políticas económicas puestas en acción por el gobierno del Reino de España para combatirla (sic) han comportado, entre otras muchas consecuencias, un incremento impresionante de las desigualdades sociales. Más concretamente, desde 2008 a 2012, el índice de Gini ha pasado de 0,319 a 0,35, lo que representa un aumento de casi el 12 por ciento. Este índice, cabe recordar, va de 0 (distribución de la renta perfectamente equitativa) a 1 (uno se lo lleva todo y los demás nada), por lo que cuanto más se acerca a 0 menos desigualmente está repartida la renta y cuanto más cerca de 1, mayor desigualdad. Un incremento de este índice del 12 por ciento en solamente 4 años, es mucho. Para hacernos una rápida idea comparativa, ningún otro Estado de la UE ha experimentado en el mismo período un aumento tan grande de este indicador. Algunas comparaciones: Grecia lo ha aumentado un 3,3 por ciento, Francia un 2,3. Y otros Estados aún lo han disminuido: ¡Portugal! en un 3,6 por ciento, Alemania en un 5,9. La media de la zona euro de los 18 ha sido de un aumento pequeño del 0,8 por ciento. 
 
Podemos idear divertimentos académicos y hacernos preguntas sobre si “es moral que los especuladores de los mercados financieros puedan obligar a Estados enteros y a sus ciudadanos a recortes drásticos” [1]. Sí, como divertimentos, se pueden idear estas preguntas u otras similares, realizar tesis doctorales y publicar en revistas de mayor o menor prestigio académico. Pero, tomando las cosas en serio, y para quienes somos partidarios de la libertad republicana, las grandes desigualdades económicas no precisan de aparentemente sofisticadas preguntas morales. Estas desigualdades son un impedimento a la libertad de la gran mayoría.....
 

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