miércoles, 7 de diciembre de 2011

Todavía hay algo peor que la usura

Daniel Gavela
El País

Hubo un tiempo no lejano en el que deber era casi una deshonra, pero en la reputación social había algo todavía peor, que era ser prestamista. Tenía su lógica: aquella España valoraba el sudor y el trabajo por encima de cualquier otra cosa, y la gente veía que el dinero ni sudaba ni trabajaba, aunque engordaba a su señor. Si fuera posible abstraerse de cualquier tipo de consideración ética, habría que reconocer que la mecánica de la usura era al menos de una eficacia implacable, una ecuación equivalente, porque la peor opción del deudor se convertía en la mejor para el acreedor, que traducía en acumulación de riqueza la falta de liquidez ajena.

Atendiendo a la marcha de los acontecimientos y prescindiendo asimismo de cualquier otra consideración, cabría preguntarse si la usura especulativa de los mercados está sirviendo a sus propios intereses. Otro tanto se podría decir de la sucesión de medias respuestas que la crisis ha merecido y sigue mereciendo por parte de las autoridades políticas y monetarias europeas. No es temerario concluir que la gestión ha sido de una ineficacia contumaz y germánica, viendo cómo un problema de solvencia, surgido en un país menor como Grecia -cuyo peso es tan solo el 2,8% de la economía europea- ha llegado a convertirse en una amenaza para la economía mundial.....



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