miércoles, 28 de diciembre de 2011

La representación ha fracasado

Toni Ramoneda
Público

En una entrevista concedida al periódico francés Le Monde el pasado 13 de diciembre, Nicolas Sarkozy aseguraba que el acuerdo de Bruselas adoptado el día 9 para la redacción de un nuevo tratado europeo intergubernamental crea las condiciones para salir de la crisis, y que la ratificación de dicho tratado se hará de forma mucho más ágil que en ocasiones precedentes: “Queremos que todo esté listo para el verano de 2012”, afirmaba el presidente francés con la naturalidad de quien se sabe legitimado por el discurso dominante de la inmediatez. El tipo de discurso que también justificaba, unas semanas antes, un violento editorial del mismo periódico galo contra la intención de Yorgos Papandreu de someter a referéndum el plan de ajuste europeo para Grecia: “¿Podemos imaginar un pueblo que aceptaría, unánime, una purga tan violenta?”, se preguntaba entonces Le Monde. Un discurso en el que se apoyaba así mismo otro periódico supuestamente progresista, El País, para denunciar que “el daño que esta iniciativa puede infligir a la UE, al futuro de Grecia y a la imagen de sus dirigentes resulta incalculable”. De igual manera, tras las elecciones generales del 20-N en España, se ha asumido la idea según la cual el nuevo Gobierno deberá trabajar apremiado por la urgencia de los mercados.
 
Este discurso de la inmediatez se caracteriza por la abundancia de palabras contradictorias con la construcción de un proyecto político. La purga, la crisis, la urgencia, la recesión, los mercados, la deuda, el gasto…


 

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